El impacto de la inteligencia artificial en el empleo, entre la incertidumbre y la oportunidad
- Biznea
- Mar 6
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En plena Revolución Industrial, los Luditas irrumpían en fábricas inglesas destruyendo telares mecánicos, convencidos de que la tecnología acabaría con sus empleos. Más de un siglo después, la historia se repite con cada gran avance tecnológico. Ahora, en la era de la inteligencia artificial (IA), el debate sobre el futuro del empleo está más vivo que nunca.
La IA ya forma parte de nuestro día a día y su impacto en el mundo del trabajo es innegable. Su avance ha generado tantas expectativas como incertidumbre, especialmente en España, donde el 60% de los encuestados en el Bosch Tech Compass 2024 considera que la IA supone un riesgo para el empleo. Esta preocupación es mayor que en otros países, reflejando el temor a una transformación que avanza más rápido de lo que muchos pueden asimilar.
A lo largo de la historia, la tecnología ha cambiado la forma en la que trabajamos, creando y eliminando empleos en el proceso. La diferencia ahora es la velocidad con la que se está produciendo esta transformación.
La IA no solo está automatizando tareas repetitivas, sino que también está impactando en sectores tradicionalmente considerados más protegidos, como el administrativo, la atención al cliente o incluso ámbitos creativos.
El estudio revela que el 61% de los empleados en España ya usa herramientas de IA en su trabajo diario, pero solo una cuarta parte ha recibido formación específica en su empresa. A pesar de este desfase, la percepción general no es del todo negativa. Un 80% de los encuestados cree que la IA será clave para mejorar la productividad del país, lo que demuestra que su potencial es reconocido, aunque su impacto en el empleo genere inquietud.
La importancia de la formación y la adaptación
El 72% de los encuestados considera que las habilidades en IA serán esenciales para el empleo en los próximos años. Sin embargo, la preparación para este cambio todavía es limitada. Más de la mitad de los españoles está aprendiendo por su cuenta, mientras que el 56% cree que el sistema educativo no está preparando a los jóvenes para el mercado laboral del futuro.
Existe un debate sobre quién debe liderar esta adaptación. Mientras los más jóvenes confían en universidades y centros educativos, las generaciones mayores consideran que el gobierno debería impulsar iniciativas de formación. Las empresas también tienen un papel clave, no solo en la implantación de la IA, sino en la capacitación de sus empleados para que puedan aprovechar su potencial.
El reto no es solo la adaptación individual, sino también una estrategia coordinada para garantizar que la transición sea justa y accesible para todos. La tecnología no debería ser una barrera, sino una herramienta para mejorar las oportunidades laborales.
Hacia un uso responsable de la inteligencia artificial
El desarrollo de la inteligencia artificial no es solo una cuestión de innovación, también plantea desafíos éticos. Ocho de cada diez españoles creen que es necesario establecer un código de conducta para regular su uso y garantizar que su aplicación sea segura, transparente y alineada con los valores humanos.
Las regulaciones siempre van por detrás de la tecnología, pero definir principios claros sobre el uso de la IA puede marcar la diferencia en la forma en que afecta al empleo. La automatización debe ir acompañada de medidas que protejan a los trabajadores y fomenten nuevas oportunidades, en lugar de convertirse en una fuente de desigualdad.
El empleo en la era de la inteligencia artificial
El impacto de la IA en el empleo dependerá de cómo se gestione su integración. Puede ser una herramienta que complemente el trabajo humano, impulsando la productividad y permitiendo mayor tiempo para tareas creativas, o bien puede convertirse en un factor de exclusión si no se toman medidas para facilitar la adaptación de los trabajadores.
La historia ha demostrado que el progreso tecnológico no es en sí mismo positivo o negativo, sino que su impacto depende de las decisiones que tomemos como sociedad. Garantizar que la IA se convierta en una oportunidad y no en un obstáculo pasa por invertir en formación, impulsar políticas que protejan el empleo y fomentar una visión en la que la tecnología sea un apoyo y no un sustituto del talento humano.
De la calculadora a la inteligencia artificial: ¿repetiremos la historia?
En los años 60, los profesores en Estados Unidos organizaron huelgas en contra del uso de la calculadora en las aulas. Temían que los estudiantes perdieran su capacidad para hacer cálculos mentales y dependieran demasiado de la tecnología. Hoy en día, nadie discute que las calculadoras no eliminaron la habilidad matemática, sino que la potenciaron al liberar tiempo para problemas más complejos.
Con la inteligencia artificial estamos en un punto similar. No se trata de preguntarse si destruirá puestos de trabajo, sino de si estamos preparados para los nuevos empleos que generará. Como ocurrió con la Revolución Industrial y con la llegada de la calculadora, el verdadero reto no es la tecnología, sino cómo la utilizamos para construir un futuro mejor.
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